Alza en precios del petróleo impactan economía mundial

Tendencia al alza de precios del petróleo podría desembocar en un “huracán económico”

  • Barril del crudo alcanza precios más elevados desde hace siete años
  • Millonarias ganancias serán repartidas en recompra de acciones o distribuidas entre socios.

El ritmo de la recuperación económica tras la pandemia combinado con la llegada del frío ha disparado la demanda de energía, en un momento en que la presión sobre los gobiernos para que aceleren la transición a energías más limpias ha frenado la inversión en proyectos petroleros.

Al mismo tiempo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, conocidos en conjunto como OPEP+, se han abstenido de aumentar la oferta incluso cuando los precios mantienen su presión al alza.

Hace años que no se invierte en la industria del petróleo y del gas natural, porque, según afirman los expertos, esta tiene sus días contados como consecuencia de la lucha contra el cambio climático.

A raíz de esto, las instalaciones petroleras, refinerías y plantas regasificadoras no están preparadas, por tanto, para suministrar la gasolina, el gasóleo y el gas natural a la velocidad que necesita el mundo ante el acelerado crecimiento de la actividad, con incrementos del producto interior bruto (PIB) superiores al 5% en Europa, Estados Unidos y China, reveló un artículo del diario La Vanguardia, de España, hace pocas semanas.

La consecuencia ha sido un inmediato disparo alcista de los precios de los combustibles, que promete agravarse en los próximos meses ante las perspectivas de una mayor demanda para hacer frente a un invierno que se prevé muy riguroso en el hemisferio norte.

“El barril de petróleo, por su parte, ha alcanzado los precios más elevados desde hace siete años. Ha pasado de los 20 euros en plena pandemia hasta los más de 80 euros en la actualidad. Todo ello se traslada a los carburantes, con precios disparados de la gasolina y el gasóleo, y a través de aquí repercute en el encarecimiento del conjunto de productos y alimentos. A todo ello se suma el colapso del transporte marítimo y de algunos grandes puertos, lo que ha disparado asimismo el coste de los fletes. Cortar la cadena de transmisión del encarecimiento de los combustibles al resto de la economía es muy difícil, casi imposible”, indica el artículo.

No obstante, el precio del barril podría alcanzar los $100, algo que no ocurre desde 2014, de acuerdo con informes del Bank of America.

Tormenta perfecta

La escasez de carbón y gas para la producción eléctrica en Asia y Europa surgen como el origen de la crisis, porque generan presión en la demanda de otros fósiles de combustión para evitar apagones y el cierre de las plantas de producción.

A lo anterior se suma la reactivación de la industria aeronáutica conforme se abren las fronteras. Además, la necesidad de mayor calefacción para enfrentar el frío el invierno boreal se sumaría a la crisis.

«Si todos estos factores se unen, los precios del petróleo podrían dispararse y derivar a una segunda ola de presiones inflacionarias en todo el mundo», advirtió Francisco Blanch, del Bank of America, quien agregó que «tal vez podríamos estar a una tormenta del próximo huracán macro», relata un artículo publicado en el diario La República de Costa Rica.

El Instituto Americano de Petróleo reportó, a principios de noviembre, menores niveles de almacenamiento de gasolinas y destilados, y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) confirmó estar bombeando 700 mil barriles menos de la demanda mundial actual.

El desabastecimiento ya está teniendo impacto en la producción: en Europa, gigantes como CF Industries y Yara International (que producen fertilizantes) o BASF, han tenido que cerrar algunas de sus instalaciones, reportan las principales cadenas de noticias.

Recompra de acciones

Es claro que la era pospandemia ha resultado ser un millonario negocio para las grandes corporaciones de energía del mundo, que están produciendo la mayor cantidad de efectivo en años.


Sin embargo, las enormes ganancias de estas empresas no serán para invertir en nuevos suministros de petróleo y gas natural para combatir la escasez en Europa y China este invierno.

De acuerdo con una noticia publicada en el diario La República de Colombia, “Exxon Mobil Corp., Royal Dutch Shell Plc y Chevron Corp. confirmaron que, en su mayor parte, gastarán sus ganancias inesperadas en recompras de acciones y dividendos.

Los gastos de capital aumentarán el próximo año, pero los aumentos provienen de la base, excepcionalmente baja, de 2021 y dentro de los marcos establecidos antes del reciente aumento en los precios de los combustibles fósiles”.

Según la información, este es un cambio radical con respecto a los rallies energéticos anteriores, como los de principios de la década de 2010, cuando los juegos emergentes de esquisto de Estados Unidos y los temores sobre la escasez de combustibles fósiles provocaron un aumento masivo en el gasto de capital.

Esta vez, las grandes petroleras parecen contentas con tomar el efectivo y entregárselo a los accionistas, que están cansados ​​de los bajos rendimientos de la última década y preocupados por el importante riesgo climático de las empresas.

“No hace mucho que se vieron afectados por los colapsos de los precios, por lo que no es de extrañar que sean un poco tímidos con el gasto de capital”, dijo Stewart Glickman, analista de Cfra Research con sede en Nueva York.

Chevron es quizás el mejor ejemplo de una empresa que se aleja del tazón de ponche. El gigante petrolero con sede en California generó el mayor flujo de efectivo libre en sus 142 años de historia durante el tercer trimestre, pero tiene la intención de mantener el gasto de capital 20% por debajo de los niveles anteriores a la Covid-19 el próximo año mientras aumenta las recompras de acciones.

Exxon, que hasta el año pasado era el ejemplo de la duplicación de los combustibles fósiles, ahora es más reticente con su dinero en efectivo. El gigante de la energía con sede en Texas anunció una recompra de acciones sorpresa el viernes y bloqueó el gasto anual a largo plazo en el rango bajo de US$20.000 millones, un recorte de más de 30% desde antes de la pandemia.

Además, casi 15% del presupuesto de Exxon se destinará a inversiones bajas en carbono, una desviación significativa de su estrategia anterior y pocos meses después de que el inversor activista Engine No. 1 persuadiera a los inversores para que reemplazaran a una cuarta parte de su directorio. El gasto en energía limpia proporciona «opciones y crea resiliencia en nuestros planes», dijo el director ejecutivo Darren Woods.

Shell, que también enfrenta la presión de un inversionista activista después de que Third Point LLC de Dan Loeb reveló hace poco que tomó una participación en la compañía, es aún más reacia a gastar en su negocio petrolero tradicional. Menos de la mitad de su gasto de capital se destinará al petróleo y la mayor parte se destinará al gas, las energías renovables y la energía.

La situación actual recuerda en algunos aspectos la crisis del petróleo de 1973, que cambió la estructura económica mundial Subidas de precios que parecen no tener techo, amenazas de desabastecimiento y mucha incertidumbre.

“Creo que hay un paralelismo importante”, explicó a Euronews el economista Moisés Martín, quien precisó que la principal similitud es que detrás del aumento de precios y la inquietud en ambos casos está el desabastecimiento de una materia prima esencial, como fue en su momento el petróleo y como ahora lo es el gas natural.

Esto se traslada al precio energético y el energético se puede trasladar al conjunto, a la economía”, comentó el experto.

El Fondo Monetario Internacional, aunque pronostica un mayor aumento de los precios de la energía este invierno, sobre todo si es muy riguroso, asegura que empezarán a descender en el primer trimestre del 2022 y tenderán a normalizarse en el segundo trimestre.

Consecuencias

En 2021, la materia prima clave de la crisis no es el petróleo sino el gas natural. Los precios han subido en Europa a medida que aumenta la demanda en todo el mundo. Y el detonante no ha sido político sino una emergencia sanitaria.

“El fuerte crecimiento de la demanda provocado tras la caída por la crisis de la Covid-19 ha generado una demanda muy potente en, prácticamente, todas las economías de la Unión Europea y en todas las economías desarrolladas”, señala Moisés Martín.

Después de meses de pandemia y parón, la producción no se está recuperando al mismo ritmo que la demanda.

Con el invierno a la vuelta de la esquina, sus consecuencias se reflejan ya en las facturas de la luz europeas.

«Nunca ha habido en un período tan corto unas subidas tan grandes, tan exageradas, del precio de la electricidad», explicó a Euronews Enrique García, del departamento de Relaciones Institucionales de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), acerca de la subida récord de precios en España desde el pasado mes de junio.

“Cuando se produce una subida de precios en la energía, realmente, los países más afectados son aquellos que lógicamente más la usan, de manera que las sociedades industriales se ven fuertemente convulsionadas”, señaló.