En primera instancia, porque luego de amargas experiencias con empresas oligopólicas transnacionales en las que el país no obtuvo beneficio alguno, el país decidió que era hora de nacionalizar esa importante actividad, por estrategia económica, por seguridad energética, por beneficios tributarios, pero sobre todo para erradicar los abusos y prácticas comerciales en contra de los costarricenses.
Desde que inició la comercialización de combustibles en nuestro país sobre todo a principios del siglo anterior, los intereses transnacionales han tenido una participación activa y muy lucrativa como lo expresaba en su nota el representante de los intereses trasnacionales a sus socios y es oportuno transcribir los pertinente, tomado del libro Historia de un Contrato, escrito por el señor Hernán Garrón,
“Empeñado Lincoln G. Valentine en obtener la concesión de petróleo en Costa Rica, escribirá a sus asociados con entera franqueza respecto de los métodos que se proponía emplear. En diciembre de 1915, escribió de San José a su abogado en ésta, Mr. Noble: “Las gentes aquí, con muy raras y pocas excepciones, son personas sin escrúpulos o inválidos mentales. Pero la verdad es que no hemos venido aquí como reformadores morales, sino a hacer un negocio que promete ser muy lucrativo. Considero pues que debe usarse una diplomacia de sangre fría para alcanzar éxitos en este negocio. Ofenda usted al latinoamericano en su moralidad, y se resentirá ligeramente; en su política, y saldrá vociferando; en su bolsillo y lo habrá puesto usted en condición de cometer violencias”.
Por qué RECOPE importa combustibles para nuestro consumo nacional:
En 1961, la Compañía Allied Chemical funda la empresa RECOPE S.A. para refinar combustible en Costa Rica, de ahí su nombre, ya para esas fechas la relación con las transnacionales era inmanejable. Ya en este siglo a finales de la primera década, se hacía necesario modernizar la refinadora, los aparatos, los sistemas de craqueo y almacenaje, pero los políticos de turno confundieron una renovación necesaria de los ya gastados tarros y se enfrascaron en discusiones de otro orden, que como siempre en busca de una falsa perfección, nos quedamos los costarricenses sin el pájaro en mano y los demás volando, a propósito la nueva refinería se pensaba como una unidad catalítica de productos pesados, baratos en su estado puro pero muy caros en su condición de refinados, esto solo para pensar en oportunidades perdidas.
Hoy Costa Rica no refina y eso podría ser bueno o malo según a quien se le pregunte, lo cierto es que muchos no quieren explotación petrolera ni que se refine, pero critican que así se llame. No somos productores y no se permite refinar, es por eso que RECOPE debe importar los combustibles, que dicho sea de paso si solo fuera importar y distribuir, no tendríamos problemas de competitividad en los precios, pero el gobierno requiere cobrar impuestos y la actividad de combustibles es fuente segura.
Dos escenarios que antagonizan dichosa o desdichadamente.
Quien se puede oponer a que los precios de los combustibles sea los más baratos, quien se puede oponer a que además de baratos sean de la mejor calidad, y que además sean precios uniformes para bienestar de las comunidades más desposeídas o zonas de producción. Esos son en esencia los arquetipos que debemos poner en el tapete para decidir sobre lo que queremos transformar.
Queremos precios baratos, pues ya se tienen, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, ha sido reiterativa innumerables veces en señalar a RECOPE como la empresa más exitosa en la importación de combustibles. Del análisis de los comparativos de precios realizados periódicamente por el Sistema de Integración Centroamericana, a través del Comité de Cooperación de Hidrocarburos de América Central (CCHAC), revelan que sin impuestos y sin subsidios Costa Rica lidera los precios bajos.
Será posible lograr mejores precios en un mercado ficticiamente abierto, digo ficticiamente, porque en combustibles no existe el concepto de competencia, o es un monopolio o es un oligopolio, pero nunca un mercado de competencia.
Para muestra un botón, y que botón, nada más y nada menos que el enorme mercado mexicano, que por presiones e intereses politiqueros y quien sabe que más, decidieron cambiar su modelo energético y permitir que las transnacionales importaran los productos, ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador ha impulsado una Ley para devolver a PEMEX el control de la distribución de combustibles, este será un proceso duro pues cuando el poder trasnacional se apodera de la actividad su recuperación será prácticamente imposible.
Costa Rica sufrió este proceso en tres ocasiones, apertura-monopolio, parece que ahora algunos políticos y personas con intereses o desinformados quieren volver al camino ya recorrido, si es por intereses es legítimo, es decir buscan lucrar y hacer negocios y eso en un mercado abierto no es ilegal, y de eso no se les puede culpar, ¿y si es por ignorancia?; en ambos casos seremos nosotros mismos los culpables de que las atrocidades nos vuelvan a visitar.
Los mexicanos se quejan de los altos precios de los combustibles, el presidente López, dice que quiere retomar el control porque a menudo los importadores no pagan los impuestos, vaya, la historia se repite, y es que quienes no conocen su historia están irremediablemente condenados por su ignorancia a repetirla.
Cómo se comporta el precio de los combustibles en Costa Rica y el mundo
El precio de los combustibles depende de la condición de cada nación, por eso la comparación es sumamente complicada, no son solo las condiciones económicas que experimenta cada país lo que define el precio de los combustibles, juega un papel importante el tipo de producto, su origen y su fuente de aprovisionamiento, incluso si son compras a futuro o realizadas al momento como en el mercado spot o como lo hace Costa Rica, mediante ofertas de proveedores y designaciones al mejor proponente. También influye en el precio si el país produce o refina petróleo, o si compra producto terminado, incluso el tipo de acuerdo entre naciones compradoras y productoras y aunque parezca raro, influye incluso el tipo de gobierno que se tenga, democrático o socialista y ahora se agrega populista.
El otro factor determinante en el precio, para países como el nuestro, es la altísima dependencia de los proveedores internacionales y de como están organizados esos proveedores, alineados o no, de la OPEP o la OPEP+, si es de los Estados Unidos o incluso de mercados piratas.
En todo caso luego de la crisis del 2020 donde no solo se toco piso con los precios del crudo, sino que grandes empresas de avituallamiento petrolero quebraron, el 2021 arrancó con un acelerado incremento del precio internacional de los combustibles que se mantuvo durante el primer semestre del 2021 lo que creó una amplia discusión en diversos sectores del país sobre el rumbo de la economía y enfocando equivocadamente aspectos del sistema de distribución costarricense y atribuyendo a este, los efectos negativos del deterioro económico de los consumidores producto de la pandemia del Covid-19.
Confusión o realidades del consumo de combustibles en Costa Rica
Nos hemos acostumbrado a replicar las frases de los políticos y la de sus leales acólitos, asentando el proverbio popular que dice que en tierra de ciegos el tuerto es rey, y es que si, ya resulta cansino escuchar tanta mentira, falsedad y hasta barbaridades conceptuales que ofenden la inteligencia del común, las que se dicen sin fundamento alguno, las que se dicen por el mero ejercicio de la ofensa o diatriba, las más preocupantes, las que se dicen para manipular deliberadamente la opinión del consumidor.
Es innegable que los combustibles tienen precios altos y aun así en la última década, los promedios del 2021 no llegan a ser mayores que otros en este periodo de 10 años, la estadística los ubica en posición intermedia. Entonces por que la reacción tan evidente, contra todos los componentes del precio y especial contra los impuestos, ya que los consumidores han entendido que existe un distorsionante muy poderoso en el precio y claro está, nos referimos a la carga impositiva ya por demás harto conocido que son los más elevados de Centroamérica y muchos otros países latinoamericanos incluyendo el Caribe. Una de las probables respuestas del descontento, se debe a la ansiedad y estrés ante un periodo de amenaza, no solo a la vida de los pobladores, sino al deterioro económico de empresas y subsecuentemente de propietarios y empleados.
Es en esta etapa donde el famoso concepto de resiliencia toma especial significado, pero de eso habrán de ocuparse los profesionales, lo cierto es que estados de crisis surgen grandes decisiones, pero también terribles consecuencias, sopesar costo beneficio es un buen método para decidir, el corto y el largo es el escenario para calcular.